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(5) porque cuando ustedes pasaron por su territorio, después de haber salido de Egipto, ellos no les ofrecieron agua ni alimentos; y además pagaron a Balaam, hijo de Beor, que venía de Petor de Mesopotamia, para que pronunciara una maldición contra ustedes. (6) Pero el Señor su Dios no escuchó a Balaam, sino que convirtió su maldición en una bendición para ustedes, porque los ama. (7) No busquen, pues, ni la paz ni el bienestar de ellos en todos los días de su vida.

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